Podría decirse que la sala de juntas es el lugar donde reside el cerebro colectivo de la empresa. Por tanto, esto sugeriría que debería estar equipada con la tecnología y el confort adecuados para ayudar en el importante asunto de la toma de decisiones.
Algunas de las salas de juntas (o de reuniones) más famosas en la narrativa moderna a nosotros a estos espacios que parecen tener vida propia, porque la sala de juntas describe en su esencia el alma misma de los negocios, y la verdadera condición humana.
Una de estas historias fue llevada al cine. El título original de la película, que en España se llamaba «Doce hombres sin piedad», es «Doce hombres enfadados», (¡lo que en cierto modo dice las cosas como son con un título así)! Pero, ¿qué fue exactamente lo que hizo que los miembros de un jurado popular se enfadaran tanto cuando tuvieron que decidir si un chico acusado de asesinato era culpable? ?
Esta dramática, poderosa y lenta historia muestra la angustia que surge de la responsabilidad del jurado, y cómo su decisión cambia a lo largo de la película.
Del mismo modo, the opresivo lúgubre y poco inspiradora sala de reuniones donde delibera el jurado, es el equivalente a la sala de juntas de todas las empresas de la época, porque está configurada y diseñada como un espacio de trabajo de la era postindustrial, donde la colaboración y, sobre todo, la toma de decisiones son fundamentales.
Las salas de reuniones adoptan formas muy distintas según las necesidades de cada empresa. Por ejemplo, salas de reuniones dinámicas y de sondeo en las que se elaboran periódicos y publicaciones , Salas de juntas formales y quizá un poco estiradas en empresas que cotizan en bolsa, espacios luminosos y creativos de intercambio de ideas en agencias, y grandes salas inspiradoras con vistas al horizonte de una ciudad donde las empresas pueden decidir su futuro. No hay dos salas de reuniones iguales, pero todas comparten dos cromosomas idénticos que pueden identificarse con Eros y Tánatos: el placer de ser escuchado y el miedo a meter la pata y equivocarse. Y cualquiera que haya asistido a una reunión de empresa sabe de lo que estamos hablando.
Pero volvamos a la ¡películas! I n casi cualquier película de Jame Bond, el malo siempre acaba cargándose a un ineficaz compañero por basta con pulsar un botón que envíe su silla a un infierno rugiente debajo, o a las llamas. Y hablando de pulsar botones, si incluyes a Arthur Holm en la mesa de la sala de juntas, tendrás la sala de juntas perfecta del siglo XXI. La mesa es el elemento principal y el punto focal, sea cual sea su configuración, mantendrá una «cabeza» cuando sea necesario marcar la clasificación, o podría convertirse fácilmente en circular , como la mesa redonda de la leyenda artúrica (la del rey Arturo, no la de Arthur Holm) para subrayar la igualdad de sus miembros.
La calidad y el diseño de la mesa, los asientos y el equipo técnico se combinan para describir con precisión la salud general, la estatura y la importancia de cada empresa. Monitores, cámaras, altavoces y micrófonos que casi mágicamente parecen aparecer y desaparecer con sólo pulsar un botón, dispositivos que nos permiten compartir información en tiempo real y que están perfectamente integrados en el diseño de la mesa, son elementos fundamentales en cualquier reunión moderna que se precie. habitación.
Así pues, ¡quizá la razón por la que aquellos doce hombres estaban tan enfadados era que se les obligaba a pensar y deliberar en un espacio feo e inadecuado!
